jueves, 14 de octubre de 2010

el Señor García y Fifi

Cada sábado, el Señor García pasaba con su perro Fifí.  Pasaban por el Parque Juárez y después iban a la biblioteca.  Era una mañana bonita de octubre, aunque hacía un poco fresco.  Los dos disfrutaban del día y estaban felices. 
Ese día, los dos estaban a punto de entrar a la biblioteca para sacar unos libros nuevos.  Había un policía desconocido en la entrada.  ¡“Qué raro”!, pensó el Señor García.  El policía les paró y le preguntó al Señor García que hacían.  No le dejó pasar a Fifí, diciéndole al Señor García que estaba prohibido a los animales entrar.  El Señor García le suplicó que entrara Fifí, explicándole que Fifí siempre se portaba bien y no causaba problemas, pero el policía no le escuchó.  Se quedó testarudo y era la primera vez que Fifí no pudo pasar.
Entonces, el Señor García entró en la biblioteca, sin Fifí.  Fifí le esperaba afuera, pero estaba muy triste y a punto de llorar.  El Señor García buscó un libro interesante, lo pidió prestado y regresó lo más pronto posible para recoger a Fifí.  El libro que escogió era grandote, una antología de cuentos sobre los animales.  El Señor García salió de la biblioteca, agrediciéndole al policía por vigilar a Fifí mientras estaba adentro.
Media hora después, el policía observó a los dos en el parque, sentados en un banco.  Pero cuando les vio, se dio cuenta que el Señor García estaba tomando una siesta.  ¿Y Fifí?  Para sorpresa del policía, ¡Fifí estaba leyendo con gusto el libro de cuentos!  Por eso quería entrar en la biblioteca para elegir su propio libro para leer.  ¡Qué perro más inteligente!

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